martes, 29 de julio de 2008

El sol salía en un Chevrolet amarillo — Luis Freire Sarria

El sol salía en un Chevrolet amarillo
Luis Freire Sarria
Banco Central de Reserva del Perú
Premio BCRP – Novela corta 2005
Lima, 2005
125 páginas

Escribe: Juan Miguel Marthans


El sol salía en un Chevrolet amarillo, ganador del concurso de Novela Corta 2005 organizado por el Banco Central de Reserva del Perú, es un libro que se arma a través de veintiún relatos que tienen como hilo conductor un mismo espacio: Chaclacayo (Lima, Perú) en los años 60. Así mismo, como puede funcionar como un todo, dado el orden cronológico, lo logra hacer de manera individual, sin perder su riqueza, sino más bien, a mi parecer, acentuándola.
Luis Freire, es un escritor que a lo largo de su obra ha sabido respetar ese humor que de cierta manera se ha hecho constante en la literatura peruana, y lo hace bien, apoyándose en él para brindarle al lector una buena cantidad de oxígeno mientras pasa las páginas y para poder darle a sus personajes una ternura ante la que no podemos hacer más que quererlos, sentirlos muy cercanos, y ubicarlos en una sociedad que no escapa de las críticas y pintada con trazos de ironía.
“Llegué a los catorce años con una chompa color sol. Por eso mismo, fui recibido como nativo. Lo sentí de inmediato. Los treinta kilómetros que separaban Chaclacayo de Lima se me hicieron muchísimos más, la distancia suficiente que exige una nueva nacionalidad. Mi casa en Chaclacayo tenía esquina, la de Los Cedros con El Rosario, de modo que debería suponerse que la contagiaría, cosa que no ocurrió y hasta hoy en día se podría decirse que vivo desesquinado.”
El sol salía en un Chevrolet amarillo comienza con este pasaje. Nos introduce de manera directa a lo que será el resto de libro: recuerdos narrados acerca de personajes barriales, vecinos de los que todos podrían hablar pero que la pacatería obliga a guardar silencio.
Luis Freire nos narra historias desde las que podemos observar la vida de tres hermanas idénticas (menos por el color de cabello) llamadas las Gilmore Sisters, de un cura que abandona el sacerdocio “gracias” a una coqueta Anita Martínez y termina abriendo un restaurante, de una mujer que se dedicaba a poner inyectables y a deshacerse de la inútil castidad de los muchachos de la zona, de un vago que decía (con todos los argumentos necesarios para establecer una verdad) haber sido príncipe de Plutarquia (un relato simplemente genial), o de un Quijote y un Sancho Panza que se enfrentan a la aparición de los televisores en aquellos años (“La sin par aventura de don Quijote con el caballero de la gris figura”, es un relato indispensable y cargado de muy buen humor).
Un libro que quizás obtuvo mayor ruido en el circuito literario peruano por haber ganado un concurso a sobre cerrado habiendo mostrado en sus páginas el apellido del autor en todo momento —que puede considerarse igual que otro, sin lugar a dudas—, pero por otro lado, y eso es indiscutible, un libro imprescindible que nos reconcilia, con una gran calidad narrativa, con la lectura como divertimento.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Juanmi, este libro no fue el que te regale? Con mucho cariño. Recuerdas? Buenas épocas, ¿no?
saludos y escribe.
Mabel

JM dijo...

Mabel:
Sí, es el mismo que tú me regalaste hace algún tiempo. Merecía una reseñita, ¿no lo crees? y una relectura.
MUY BUENAS EPOCAS!!!
No desaparezcas!
JM