sábado, 19 de septiembre de 2009

Crónicas del asfalto - Samuel Benchetrit

Crónicas del asfalto
Samuel Benchetrit
Cuentos
Editorial Anagrama
Barcelona, 2007
162 páginas

Escribe: Juan Miguel Marthans B.

Samuel Benchetrit, además de ser director de cine y dramaturgo, es un escritor francés nacido en 1973; Samuel Benchetrit —por lo que dice el texto de solapa—, «abandonó la escuela a los quince años y empezó a ganarse la vida como fontanero, vendedor de coches y repartidor»; y, Samuel Benchetrit es el joven que nos cuenta los dieciséis relatos que se encuentran en Crónicas del asfalto.
Benchetrit en cada uno de estos cuentos toma la historia de diversos personajes que habitan en un edificio ubicado en las zonas marginales de París, nos narra la vida de su entorno durante sus primeros veinte o veinticinco años de su propia vida.
Con una percepción ácida de la sociedad, que podría hacernos recordar a escritores como Bukowski o Fante, cuida mantener el sentido del humor irónico, el cual logra plasmar con claridad en los personajes que tiene más próximos a él mismo (sus amigos del barrio), así como llega a tomar también con ternura a personajes más distantes, tanto afectiva como generacionalmente.
Crónicas del asfalto es un viaje dentro de un ascensor, el cual tiene una enorme ventana por la cual podemos asomarnos para tener una visión panorámica desde los pisos más altos, para bajar y mezclarnos con todos dentro de una ciudad en constante movimiento.
Por las páginas desfilan personajes de diverso espectro en un ambiente en donde las líneas no son utilizadas para descripciones de espacios ni rostros, sino más bien en contar anécdotas que vayan reflejando las relaciones existentes y situacionales entre los habitantes del edificio.
Cuentos más que destacables, algunos extraordinarios, capaz de conmover, de hacernos reír y contextos que solo podrían ser engendradas por una gran imaginación acompañada de experiencias diversas, que pueda mezclar las anécdotas con la fantasía.
«Un día la NASA envió al espacio a una astronauta. Tenía que aterrizar (en algún lugar del desierto) exactamente en el mismo sitio de donde había partido. Hubo un problema de trayectoria y al final el tío cayó en paracaídas sobre el tejado de la torre.
»Llevaba una especie de buzo blanco, botas gruesas y una especie de casco integral, o sea que iba vestido como todos los tíos que vuelven del espacio. Marcus y Yann tenían la costumbre de subir allí a chutarse. Poco les faltaba para inyectarse en las venas un poco de polvo cuando el astronauta se dirigió hacia ellos».
Crónicas del asfalto es un libro más que recomendable si te gusta la onda como la de Charles Bukowski, de John Fante, de Irvin Welsh o de Guillermo Fadanelli.

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